PEDRAZA con Gus

El pasado puente de San José aprovechamos para hacernos una escapadita fuera del agobio de la gran urbe.
Desde hace un montón de tiempo nos apetecía todo ir a Pedraza, un pueblito monísimo en la provincia de Segovia a una hora de Madrid, y no lo pensamos demasiado cuando unos amigos nos lo propusieron.
Además, lo de llevar a Gus de excursión se está volviendo una gran afición. Después de mes y pico en casa sin salir el pobre tiene que conocer mundo. 
Las primeras salidas son increíbles, se sorprende por todo y curiosea cada detalle. Disfrutamos tanto observándole y nos hace mucha mucha gracia… Flipa especialmente con los niños y con los otros perros.  
Ese día hacía solecito pero muchísimo frío. Adoro esos últimos días de invierno y de inicio de primavera, aunque reconozco que costaba estar en la calle. No me separé de mis guantes, bufanda y botas de borreguito ni un momento. Bueno sí, sólo de los guantes para hacer las fotos.
Pedraza es una maravilla de sitio. Una Villa Medieval amurallada que está perfectamente conservada gracias a una respetuosa rehabilitación de sus edificios. UN CARAMELITO si sois amantes del turismo rural, el buen cordero, los castillos, la repostería artesana y las iglesias románicas, tal y como los eramos mis acompañantes y yo.
Cada rinconcito es una delicia: las fachadas de las casas de la Plaza Mayor, los comercios locales, los portalones de madera, el empedrado del suelo…todo y todo.
Cada primer y segundo sábado de julio se celebran los CONCIERTOS DE LAS VELAS. Dos veladas en las que se puede disfrutar de la belleza de la Villa sólo iluminada por la luz de millones de velas mientras se asiste a conciertos al aire libre. 
¡Lo tengo apuntadísimo en mi calendario! 

Desgraciadamente para mí, la Iglesia de San Juan, que tanto prometía, estaba cerrado por ser día festivo. Y reconozco que mi mal genio afloró cuando me dí cuenta de que unas señoras estaban visitándola y nos contestaron secamente que se trataba de una visita privada. Tenía tantas ganas de verla…
Iglesia de San Juan

Pero tal cual llegó, mi mal humor se fue. Un montón de niños, acompañados de sus padres bailaban cintas de colores, y como no, Gus corriendo detrás de todos ellos. 

Un día precioso y una visita muy recomendable si aun no conocéis esta joyita de pueblito.

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