
Cada vez estoy más convencida de que en temas de embarazos cada mujer es un mundo, y que cada gestación tiene sus particularidades. Hace unas semanas os hablaba de las cosas que sí y que no me gustan de estar embarazada, y entre ellas comentaba que esta vez noto mucho la diferencia por el tema de ya tener niños a los que hay que atender. Pero además de eso, a medida que se acerca la fecha, en esta ocasión estoy experimentando un gran temor a sentirme floja psicológicamente en el post parto, algo que no me había sucedido antes.
Es cierto que los primeros quince días de vida de Emma se me hicieron totalmente cuesta arriba, y eso crea precedente. Estaba absolutamente anulada por el cansancio, la bomba de emociones, los cambios y dificultades que supuso el nacimiento. Las visitas me costaron porque yo aun no me sentía lo suficientemente en el sitio, me hubiera gustado disponer de más entereza y disfrutar más de cada instante.
¿Alguien más se sintió así?
Tras conversaciones con amigas me di cuenta que era una cosa mucho más común de lo que a la gente le gusta confesar.
De ahí que surja esta inquietud que antes no había tenido y que me llevó a hablar del tema con Sara de Tabula Rasa Psicología, otra querida integrante de la red de blogs Netisimmas. La semana anterior ella escribía sobre los tabúes de la depresión, por eso surgió la conversación y la invitación a que tratara extensamente el tema de la depresión post parto en mi blog. Me parece importantísimo poner este tema sobre la mesa, y a fin de cuentas normalizarlo. Alejarnos de la idea de una maternidad 100% happy. Saber que se trata de otra de las cosas que puede conllevar y distinguirlo de otros estados menos graves, todo desde el punto de vista de una profesional…
¿Vamos a ello?
Sara es una psicóloga enamorada de su profesión, especializada en niños y parejas. Convencida de que las emociones son el motor del mundo, se interesa especialmente por entenderlas, estudiarlas y educarlas. Cree firmemente que la educación emocional y prevención de los trastornos afectivos en la infancia evitará mayores complicaciones en la edad adulta.
El nacimiento de un bebé llega como un tsunami emocional a un hogar. No sólo arriba el bebé, también nace una nueva mamá y si para el recién nacido el nacer supone una transición del útero de su madre al mundo real, también es necesario un periodo de adaptación para la mamá. La sociedad actual vende la maternidad como un escenario idílico en el que la felicidad inunda la vida de la familia. Hasta hace poco (porque cada vez son más las voces que se alzan contra el ideal de la maternidad) no se permitía hablar del cansancio, de las expectativas frustradas, o de que “no todo era tan bonito cómo nos lo habían pintado”.
Llegada una determinada edad, es muy común vernos rodeados de amigas embarazadas o que han sido madres recientemente. Y no es menos habitual que, en la medida en que tengamos más o menos confianza, nos comenten que han pasado o están pasando por un período no tan feliz como se supone que tiene que ser. A raíz de estas conversaciones, Begoña me propuso escribir sobre ello y sobre qué podemos hacer como madres y como amigas para ayudar en este periodo vital.
Para empezar, debemos diferenciar lo que en el mundo anglosajón se conoce como “Baby Blues” de la depresión post parto. Aunque ambos compartan muchas similitudes, es importante diferenciarlos para saber cómo actuar. El primer término se refiere a un estado de ánimo que conlleva sentimientos de tristeza, irritabilidad, frecuentes ganas de llorar, angustia y cambios de humor.
La depresión postparto es un estado de ánimo depresivo que se caracteriza por irritabilidad y ansiedad, sentimientos de culpabilidad, falta de concentración, incapacidad para disfrutar, alteraciones del sueño y del apetito y retraimiento. Además, puede presentar otros síntomas como sentimientos negativos hacia el bebé, incapacidad de cuidar de sí misma o del bebé y preocupación exagerada por el bebé o falta de interés hacia él.
¿Cómo diferenciarlos?
- El Baby Blues es un estado depresivo leve. Totalmente comprensible si tenemos en cuenta la carga hormonal, el esfuerzo físico tras el parto y las necesidades y atenciones que requiere el recién nacido: Todo ello hace que los recursos de la madre se vean sobrepasados en un principio hasta que se ajuste la situación. Sin embargo, la depresión post parto es un trastorno grave por lo que la intensidad de los síntomas será mayor.
- El Baby Blues afecta entorno a un 80% de mujeres, mientras que la depresión post parto suele aparecer en alrededor de un 10% de las nuevas mamás.
- El Baby Blues aparece en los primeros días después del parto y suele remitir en las dos primeras semanas. La depresión puede aparecer en los dos primeros meses y durar hasta un año después del parto.
- El Baby Blues no interfiere con la vida diaria de la madre, la depresión sí.
- El Baby Blues no conlleva riesgo para la madre o el bebé. En la depresión la mamá puede no ser capaz de cuidarse a sí misma.
- El Baby Blues desaparece por sí solo (muchas veces por causa hormonal), sin embargo en la depresión se hace imprescindible la ayuda de un profesional de salud mental.
¿Cómo prevenir la depresión post parto?
- Descansar siempre que sea posible. El cansancio acentúa los síntomas depresivos.
- No ponerse las expectativas demasiados altas. No pretender ser una súper mamá. Créeme, somos las mejores mamás que nuestros hijos puedan tener, no es necesario hacerlo todo siempre bien.
- Alimentación Productos frescos y abundante fruta y verdura nos ayudarán a mantener un estado de ánimo adecuado.
- Buscar tiempo para cuidarnos y reencontrarnos con nuestra pareja.
- Los cambios radicales en la vida no ayudan, añaden más estrés a una situación que ya requiere de todos nuestros recursos. No es buena idea hacer una mudanza o tomar decisiones trascendentales después del parto.
- Relacionarnos con parejas o familias que estén en situaciones parecidas, hijos de la misma edad, embarazos, etc. Hace que podamos compartir inquietudes y experiencias y crear una red de apoyo.
- Los grupos de lactancia o maternidad son un recurso inestimable. Aportan apoyo y comprensión.
- Hablar de nuestros sentimientos con los demás, con un profesional, o escribir un diario nos ayudan a tomar conciencia de nosotros mismos.
- Evitar estar sola.
- La práctica de ejercicio moderado ayuda a mantenernos en forma, regula los niveles hormonales y la secreción de sustancias beneficiosas para nuestro estado de ánimo.
¿Qué podemos hacer para ayudar a una amiga en esta situación?
Ofrecer nuestro apoyo y comprensión es el mejor regalo que podemos dar a una amiga que acaba de ser mamá, esté pasando o no por una depresión post parto. Comprender que es un periodo de cambios y de reajustes nos ayudará a no convertirnos en un problema más.
Ofrecernos a realizar recados o tareas que tengan pendientes, acudir con comida ya preparada a su casa o cuidar de su bebé mientras ella dedique tiempo a su auto cuidado o a estar con su pareja, pueden ser recursos que permitan un desahogo para ella.
Y sobre todo, escucharla, estar allí, la presencia aunque sea en silencio, de un ser querido hace que nos sintamos queridos y apreciados. Como ya he dicho en otras ocasiones, la amistad es un tesoro.

Es muy importante tener en cuenta que para cuidar bien de nuestros hijos es fundamental cuidar de nosotras mismas. Pedir ayuda cuando lo necesitamos es síntoma de valentía y coraje, no debemos sentirnos avergonzadas por no sentir esa alegría inmensa que se supone que tenemos que sentir cuando somos madres. La maternidad, como la vida, es un camino, un proceso en el que hay buenos y malos momentos. Y la felicidad es parte del camino, no la meta.
Después de que mi hermano nació, ( el tiene ya 5 años ) mi mami tubo un tiempo orrible los médicos nunca supieron con certeza si mi mamá tenia, Baby Blue o Depresión pos parto. Al leer este artículo me parece que tenía depresión pos parto, solo que es algo especial por qué comenzó desde los primeros días de que mi hermano nació. ¿Eso puede ser posible?
Hola Viviana. Yo no soy especialista en el tema, es Sara la que más sabe sobre ello, y de todas maneras imagino que eso debería diagnosticarlo un médico. Espero que las cosas hayan vuelto a su cauce. Un saludo
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